lunes, 23 de noviembre de 2009

Ruta 3

Busqué la rotonda y seguí mi camino, la ruta continúa hasta Bella Unión. El encender un cigarrillo alumbra mi rostro mientras mi mente sigue pensando. Ya la noche es negra a pesar de ser recién ocho y media, sólo se ve la ruta, estoy ansioso por llegar, salí temprano de Montevideo, recorrí casi todo Uruguay, pasé por su ciudad, estuve un par de horas allí y ella ni siquiera lo supo, como un espíritu pusilánime pasé, estuve, quise y no hice nada, mil veces habré amagado de llamarla y otras mil de mandarle un mensaje. “Sólo somos amigos”, “Ella tiene novio”, “Yo no quiero nada con ella” mi mente pensaba, mi mente se convencía de pensar. Mientras pasaba por un puente por ruta tres una bella noche sin luna me acompaña junto con el torturador recuerdo de su cara, ¿cómo alguien que conocí tan poco me puede hacer tanto daño cuando se va?. El mensaje de un amigo distrae mi mente por un segundo, una respuesta casi monosílabica me retrae a mis pensamientos, dicen que “amar es sufrir” pero yo digo que se sufre más cuando uno no sabe si ama... es demasiado complicado, no quiero pensar, desearía poder dejar de hacerlo pero su imagen sigue ahí encantándome y destruyéndome a la vez, “que interesante combinación ¿no? –me decía- un mal tan grande que hasta te hace mal dejarlo” ese mal no es amor, tampoco odio, es una extraña sensación que saca lo peor de uno, dando al olvido todo aquello por lo que uno ha luchado; ver como todo lo que uno logró con esfuerzo desmoronarse ante tus ojos, poder ver eso es un verdadero privilegio. Me viene la imagen de estar sentado en el banco de una plaza viendo un gran edificio que se rompe como un vidrio y se cae, quizá eso es la vida, el famoso ciclo de la vida, algo tiene que morir para volver a nacer... “¿Nacer qué?” interrumpí mi propio pensamiento. Esto ya no es gracioso, sólo somos amigos, yo imaginé la babilonia, “pero...” esa palabra suavemente pronunciada por mi boca quedó resonando en mis oídos un par de kilómetros. “¡No! Este no es el juego, ya estaba “razonando afuera del recipiente” dirían unos grandes” como por el cansancio, que hacia ir de lado al coche, mis ideas se desviaban. Decidí parar, no sólo por eso, además tenia que hacer... me detuve a un costado de la carretera, bajé en dirección de un indefenso eucalipto a unos metros de la ruta mientras se oía el golpe de la puerta al cerrarse, cumplí mi misión, hice mi cometido, luego de la última gota el silencio comenzó a reinar, la solitaria noche sin luna me invitaba a acompañarla, fui hasta el auto, puse las luces bajas, apagué el motor, abrí la valija y saqué de ahí esa media botella de grapita que me quedaba. Recostado sobre el auto y acompañado por el silencio mis pensamientos e ideas iban y venían, un buche de grapa o un nuevo cigarrillo para intercalar el frío del invierno, apenas eran las nueve y la noche de luna nueva seminublada parecía ya dar las doce, estaría a unos cuarenta y cinco minutos de mi destino lo que me daba un par de horas para demorar. Yo estaba sentado en el frío pasto mientras miraba aquel campo alambrado que recorría la distancia o el cercano y pequeño eucalipto del cuál orgullosamente era dueño ahora, viendo pasar la vida, sin futuro interesante, sin pasado dulce, siendo sólo una historia más sin principio ni fin…

1 comentario:

  1. Me has dicho que te firme así que aquí estoy, lo siento, el texto es muy largo como para leermelo, pero seguro que está genial. Le he estado echando una ojeadilla al blog y está bastante bien^^
    Sigue así^^

    ResponderEliminar